El beneficio oculto del ejercicio regular y los alimentos grasos
Exprimirte sudando en una sesión te quita el hambre de alimentos grasos.
Otras de las ventajas que beneficia el entrenar regularmente, es que hace que tu cerebro desee todavía menos alimentos grasos y de alto contenido calórico, según informa una reciente investigación del Harvard Medical School.
– El Tuétano de la cuestión:
Los investigadores encontraron que, en comparación con las personas que nunca ejercitaban, las ratas de gimnasio que se entrenan regularmente tenían menos reacción a las comidas de alto contenido calórico en las regiones cerebrales conectadas con las recompensas alimenticias.
Las personas que hacían deporte también clasificaron estos alimentos en una posición más baja en una escala de la deseabilidad, particularmente los con sabores sabrosos como hamburguesas y frituras.
– Matar dos pájaros de un tiro:
«Con el ejercicio regular, quemas calorías y cambias la forma en que tu cerebro reacciona a ciertos alimentos», menciona el autor del estudio William Killgore.
Podría ser que el ejercicio realce la sensibilidad a la leptina, una proteína de las células de la grasa que controla el apetito y envía señales a tu cerebro para decirle cuando está lleno, o podría ser que debido a que generalmente te sientes mejor después de un entrenamiento, el cerebro se siente satisfecho y no pide esas calorías que tanto hacen daño.
«El ejercicio actúa como tu propia recompensa mental que hace que sea menos probable que necesites un bocadillo alto en calorías para masticar y levantar tu estado de ánimo», apunta Killgore.
– No es tan complicado:
No es muy difícil estimular tu cerebro para gozar de este beneficio. Los deportistas que participaron en el estudio hacían tres sesiones semanales de un promedio de 40 minutos. Así que ya sabes, si quieres evitar tentaciones, entrena regularmente y así eliminar el hambre mental por las mal llamadas “comidas chatarras”.